Ø Cómo afecta
Internet, las redes sociales, la web 2.0, etc. a:
La opinión pública: para comenzar decir
que los medios de comunicación de masas son decisivos en la formación de la
opinión pública.
Como sabemos a lo largo de la historia, la
comunicación y la información han constituido fuentes fundamentales de poder y
contra poder de dominación y cambio social. Esto se ha debido a que la opinión
pública se ha convertido en algo esencial en la sociedad ya que en cualquier
momento cualquier información puede verse colgado en Internet o en cualquier
red social. No podemos olvidar que la forma en que la gente piensa nos afecta directamente.
Los movimientos sociales de la información
utilizan los medios de comunicación como Internet o cualquier red social, para
influir sobre la opinión pública en conjunto y muchas veces sin darnos cuenta.
Internet es una plataforma esencial para el
debate, al igual que sus medios para actuar sobre la opinión pública y, en
última instancia, sirve como su arma política más potente.
Debemos recordar que los actores políticos o cualquier
personaje conocido están presentes tanto en los medios de comunicación de masas
como en las redes de auto-comunicación de masa, y todos pretenden encontrar
puentes entre los dos sistemas mediáticos con el fin de maximizar su influencia
sobre la opinión pública. Para así conseguir más seguidores o llamar la
atención a los espectadores buscan que las personas hablen de ellos no importa
ya si lo que hablan sea bueno o malo mientras que tengan opinión y se hable de
ellos le es suficiente.
Los medios de
comunicación: dichos medios tienen
vínculos ligados con Internet ya que estos les proporciona accesibilidad a las
redes sociales y a la red.
Como sabemos el canal de comunicación más
importante entre el sistema político y los ciudadanos es el sistema de los
medios de comunicación de masas, siendo el primero de ellos la televisión. En
la actualidad, los medios constituyen, un sistema articulado en el cual
normalmente la prensa escrita produce una información original, la televisión
la difunde a un gran público y la radio personaliza la interacción, es por ello
que Internet y las redes sociales influyen sobre los medio.
Los medios de
comunicación tienen un gran poder en la sociedad, tanto que incluso los
políticos dependen de los medios de comunicación. Ya que el lenguaje de los
medios tiene sus propias reglas, se construye en torno a imágenes. El mensaje
más poderoso es un mensaje sencillo adjunto a una imagen. Por ejemplo en
política, el mensaje más sencillo es un rostro humano. La política mediática
tiende a la personalización de los políticos ya que pueden venderse
adecuadamente en el mercado político.
Muchas veces creemos que el poder está en
manos de los medios naturalmente, pero nos dejamos engañar, ya que los actores
políticos ejercen una considerable influencia sobre los medios. Nos muestran lo
que ellos quieren que veamos. De hecho, el actual ciclo de noticias de 24 horas
acrecienta la importancia de los políticos para los medios de comunicación, ya
que éstos tienen que nutrirse incesantemente de contenidos.
Los medios cuentan con sus propios controles
internos en términos de su capacidad para influir en el público, puesto que
básicamente son una empresa y tienen que ganar audiencia; habitualmente son
plurales y competitivos; tienen que mantener su credibilidad frente a sus
competidores; y tienen ciertos límites internos para gestionar la información
procedente de la profesionalidad de los periodistas.
La política: La política se basa
en la comunicación socializada, en la capacidad para influir en la opinión de
las personas. En nuestra sociedad, la política es básicamente política
mediática. El funcionamiento del sistema político se representa para los medios
de comunicación con el fin de obtener el apoyo o, al menos, la mínima
hostilidad, de los ciudadanos que se convierten en consumidores en el mercado
político.
La cuestión principal no es la modelación de la
opinión a través de mensajes explícitos en los medios de comunicación, sino la
ausencia de un contenido determinado en los medios. Lo que no existe en los
medios no existe en la opinión del público, aunque tenga una presencia
fragmentada en las opiniones individuales. Por lo tanto, un mensaje político es
necesariamente un mensaje mediático. Y cuando un mensaje relacionado con la
política se transmite a través de los medios, tiene que expresarse en el
lenguaje específico de los medios. Esto significa, en muchos casos, lenguaje
televisivo. La necesidad de dar un formato al mensaje de acuerdo con una
forma mediática tiene considerables repercusiones, como ya ha quedado
establecido en la dilatada tradición investigadora sobre la comunicación.
Empíricamente hablando, no es del todo cierto que el medio sea el mensaje, pero
desde luego tiene una influencia sustancial en la forma y efecto de éste.
Los ciudadanos no leen los programas de los
candidatos. Confían en la información de los medios sobre las posturas de los
candidatos; y, finalmente, su decisión de voto está en función de la confianza
que depositan en un candidato determinado. Por lo tanto, el personaje, tal y
como ha quedado retratado en los medios, pasa a ser esencial; porque los valores
–lo que más importa a la mayoría de la gente– están encarnados en la persona de
los candidatos. Los políticos son los rostros de las políticas.
Si la credibilidad, la confianza y el personaje se
convierten en cuestiones decisivas a la hora de decidir el resultado político.
Como todos los partidos recurren a ellas, todos necesitan hacer acaparamiento
de munición para la batalla. Como consecuencia, se expande un mercado de
intermediarios, que recaban información perjudicial sobre el oponente,
manipulando la información o simplemente creando la información con ese fin.
Además, la política mediática es cara y los medios legales de financiación de
los partidos resultan insuficientes para costear toda la publicidad, los
sondeos, las facturas telefónicas, los consultores, etc.
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