miércoles, 16 de abril de 2014

COMUNICACIÓN, PODER Y CONTRA PODER EN LA SOCIEDAD RED (I Y II)


Ø  Cómo afecta Internet, las redes sociales, la web 2.0, etc. a:

La opinión pública: para comenzar decir que los medios de comunicación de masas son decisivos en la formación de la opinión pública.
Como sabemos a lo largo de la historia, la comunicación y la información han constituido fuentes fundamentales de poder y contra poder de dominación y cambio social. Esto se ha debido a que la opinión pública se ha convertido en algo esencial en la sociedad ya que en cualquier momento cualquier información puede verse colgado en Internet o en cualquier red social. No podemos olvidar que la forma en que la gente piensa nos afecta directamente.
 Los movimientos sociales de la información utilizan los medios de comunicación como Internet o cualquier red social, para influir sobre la opinión pública en conjunto y muchas veces sin darnos cuenta.
Internet es una plataforma esencial para el debate, al igual que sus medios para actuar sobre la opinión pública y, en última instancia, sirve como su arma política más potente.
Debemos recordar que los actores políticos o cualquier personaje conocido están presentes tanto en los medios de comunicación de masas como en las redes de auto-comunicación de masa, y todos pretenden encontrar puentes entre los dos sistemas mediáticos con el fin de maximizar su influencia sobre la opinión pública. Para así conseguir más seguidores o llamar la atención a los espectadores buscan que las personas hablen de ellos no importa ya si lo que hablan sea bueno o malo mientras que tengan opinión y se hable de ellos le es suficiente.

Los medios de comunicación: dichos medios tienen vínculos ligados con Internet ya que estos les proporciona accesibilidad a las redes sociales y a la red.
 Como sabemos el canal de comunicación más importante entre el sistema político y los ciudadanos es el sistema de los medios de comunicación de masas, siendo el primero de ellos la televisión. En la actualidad, los medios constituyen, un sistema articulado en el cual normalmente la prensa escrita produce una información original, la televisión la difunde a un gran público y la radio personaliza la interacción, es por ello que Internet y las redes sociales influyen sobre los medio.
Los medios de comunicación tienen un gran poder en la sociedad, tanto que incluso los políticos dependen de los medios de comunicación. Ya que el lenguaje de los medios tiene sus propias reglas, se construye en torno a imágenes. El mensaje más poderoso es un mensaje sencillo adjunto a una imagen. Por ejemplo en política, el mensaje más sencillo es un rostro humano. La política mediática tiende a la personalización de los políticos ya que pueden venderse adecuadamente en el mercado político.
Muchas veces creemos que el poder está en manos de los medios naturalmente, pero nos dejamos engañar, ya que los actores políticos ejercen una considerable influencia sobre los medios. Nos muestran lo que ellos quieren que veamos. De hecho, el actual ciclo de noticias de 24 horas acrecienta la importancia de los políticos para los medios de comunicación, ya que éstos tienen que nutrirse incesantemente de contenidos.
Los medios cuentan con sus propios controles internos en términos de su capacidad para influir en el público, puesto que básicamente son una empresa y tienen que ganar audiencia; habitualmente son plurales y competitivos; tienen que mantener su credibilidad frente a sus competidores; y tienen ciertos límites internos para gestionar la información procedente de la profesionalidad de los periodistas.

La política: La política se basa en la comunicación socializada, en la capacidad para influir en la opinión de las personas. En nuestra sociedad, la política es básicamente política mediática. El funcionamiento del sistema político se representa para los medios de comunicación con el fin de obtener el apoyo o, al menos, la mínima hostilidad, de los ciudadanos que se convierten en consumidores en el mercado político.
La cuestión principal no es la modelación de la opinión a través de mensajes explícitos en los medios de comunicación, sino la ausencia de un contenido determinado en los medios. Lo que no existe en los medios no existe en la opinión del público, aunque tenga una presencia fragmentada en las opiniones individuales. Por lo tanto, un mensaje político es necesariamente un mensaje mediático. Y cuando un mensaje relacionado con la política se transmite a través de los medios, tiene que expresarse en el lenguaje específico de los medios. Esto significa, en muchos casos, lenguaje televisivo.  La necesidad de dar un formato al mensaje de acuerdo con una forma mediática tiene considerables repercusiones, como ya ha quedado establecido en la dilatada tradición investigadora sobre la comunicación. Empíricamente hablando, no es del todo cierto que el medio sea el mensaje, pero desde luego tiene una influencia sustancial en la forma y efecto de éste.
Los ciudadanos no leen los programas de los candidatos. Confían en la información de los medios sobre las posturas de los candidatos; y, finalmente, su decisión de voto está en función de la confianza que depositan en un candidato determinado. Por lo tanto, el personaje, tal y como ha quedado retratado en los medios, pasa a ser esencial; porque los valores –lo que más importa a la mayoría de la gente– están encarnados en la persona de los candidatos. Los políticos son los rostros de las políticas.

Si la credibilidad, la confianza y el personaje se convierten en cuestiones decisivas a la hora de decidir el resultado político. Como todos los partidos recurren a ellas, todos necesitan hacer acaparamiento de munición para la batalla. Como consecuencia, se expande un mercado de intermediarios, que recaban información perjudicial sobre el oponente, manipulando la información o simplemente creando la información con ese fin. Además, la política mediática es cara y los medios legales de financiación de los partidos resultan insuficientes para costear toda la publicidad, los sondeos, las facturas telefónicas, los consultores, etc.

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