lunes, 7 de abril de 2014

POLÍTICA Y EDUCACIÓN



PRÁCTICA 6.1: POLÍTICA Y EDUCACIÓN

     Explica de forma sencilla y clara las diferencias y la relación entre sistema político, régimen político,  sistema electoral y sistema de partidos.
 
En esta actividad vamos a comparar diferentes conceptos por un lado el sistema político y el régimen político, y por otro lado el sistema electoral y el sistema de partidos. Todos ellos están involucrados en el ámbito de la política.

Debemos tener en cuenta que muchas veces los términos como sistema político y régimen político son utilizados como si fuesen sinónimos sin serlo, surge la necesidad de reconstruir estas diferencias y estos conceptos.

Régimen político: es el tipo de autoridad política existente en una determinada sociedad, y la forma como esta es ejercida. Este concepto es definido por la constitución de cada nación. Es importante recordar que la política es la ciencia social que ordena y sujeta legalmente a una sociedad.
Duverger lo define como “la forma que toma en un grupo social dado la distinción entre gobernantes y gobernados>>. Habiendo perdido importancia la diferenciación ideológica entre regímenes socialistas y liberales, puede considerarse que a principal clasificación que hoy puede hacerse es la institucional, que distingue entre regímenes democráticos y dictatoriales-

Sistema político: es la forma en que se organizan las estructuras políticas internas de un estado y sus normas especificas para la organización económica, gubernamental y geográfica, entre otras. Se podría decir que esta definición cubre la totalidad del significado del concepto, se podría hablar del sistema político como una “subclase” del régimen político que se maneja en un estado. El sistema político no altera la clase de régimen que se maneja en un estado, si le concede cualidades más específicas y únicas. Pero el concepto base sigue siendo el mismo.

Para  Duverger, el tratado está dividido en dos partes. La primera, trata la estructura de los partidos y, la segunda, los sistemas de partidos. Dado que los sistemas clasificatorios elaborados en cada parte no están relacionados entre sí. Parece que para Duverger, un sistema bipartidista es “mejor” que una multipartidista, ya que el primero se caracteriza por un gabinete homogéneo y poderoso que está al mando de una mayoría estable y coherente, en tanto que el segundo sistema se caracteriza por un ministerio paralizado por divisiones internas de una alianza precaria. En definitiva, desde el punto de vista de Duverger parece más probable que un sistema bipartidista genere estabilidad y un gobierno eficaz.
Según el doctor Manuel Alcántara hay que centrase en el análisis de los políticos para entender el funcionamiento del sistema político y la calidad de la democracia.

Sistema electoral: es el principal factor, aunque no el único, que puede diferenciar en cada uno de los sistemas de gobierno al régimen democrático frente a regímenes autoritarios y totalitarios.
Debe ser comprendido como un mecanismo. Es a través del él que se designan los representantes populares y se le da su característica esencial a los regímenes que hoy entendemos como democracias. Sistema electoral que permita la participación irrestricta de los ciudadanos y que garantice una libre elección de las preferencias del individuo y el de los ganadores frente a las minorías, cualquier diseño  de gobierno solo encubriría un régimen donde la soberanía no rece en el pueblo sino en un partido único o en un individuo que se esconde tras las formas.
El sistema electoral en sí es la conjunción de dos factores: el derecho electoral, como el procedimiento de formalización de la representación política, y el entorno n que esta está en vuelto. Este entorno tiene que ver con aquellos elementos que, sin estar directamente relacionados con el procedimiento electoral como tal, inciden sobre él. Vallés y Bosh definen al sistema electoral como:
“…el conjunto de elementos normativos y sociopolíticos que configura el proceso de designación de titulares de poder, cuando este proceso se basa en preferencias expresadas por los ciudadanos de una determinada comunidad política (1997:33)”.

      Sistema de partidos
     Durante cuarenta años el régimen de Franco “congeló” un sistema de partidos competitivo, al establecer un    sistema sui generis de partido único. A su muerte, en 1975, nos encontramos que, si bien existían algunos partidos en la clandestinidad, y otros grupos nacerían o se organizarían a partir de entonces, no había sistema de partidos.

Después de dos décadas los españoles nos hemos habituado a hablar de sistemas de partidos como: Sistema de partidos es la configuración y la relación entre los partidos importantes de un sistema político determinado se le suele denominar “sistema de partidos”. Se suele considerar parte del enfoque institucional para conocer un sistema de partidos es necesario determinar que partidos forman parte del mismo como señala Saroti (1980).

Desde la aportación de M. Duverger (1981, 231), formulada a principios de la década de los cincuenta, que los definía como las formas y las modalidades en que coexisten varios partidos en un mismo país, pasando por la de H. Ecktein (1974, 643) que habla de pautas de competencia que caracterizan a la interacción de sus unidades ósea, los partidos, hasta la más reciente de D: Nohlen (1994,38) que aborda el concepto de sistema de partidos, como aquella composición estructural de la totalidad de los partidos políticos en un estado, demuestra que no ha sido sencillo abordar el concepto. Este ramillete de definiciones nos produce la sensación de estar ante un fenómeno de suma importancia pero innúmeras arista que lo complica y por lo tanto lo obscurecen. Ahora bien como punto de partido, encontramos dos elementos nucleares: la existencia de varios partidos y las pautas de interacción entre ellos.

Frente al planteamiento de muchos interrogantes, la relación entre sistema de partidos y sistema electoral M. Duverger reseñaba la influencia que sobre el sistema de partidos ejercían los factores de orden institucional (aquella convenciones que imponía la ingeniería constitucional o su desarrollo).

2. Explica de forma sencilla y clara los distintos significados que se pueden atribuir al concepto de democracia.

La democracia ateniense:

El significado que conlleva este sentido de  democracia, se adquiere como forma de organización política esta nació en la Grecia Antigua, y su origen deriva de la lucha interna dentro de las aristocracias. Para los antiguos democracia equivalía a gobierno de los muchos. Aristóteles en su Política dice que hay democracia cuando los libres y pobres, siendo muchos, tienen el control del poder. En estas democracias había una igualdad al menos de principio en el control del poder, y una igualdad mayor o menor en su ejercicio.

            En la democracia ateniense, los ciudadanos reunidos en asamblea constituían el gobierno, de tal forma que gobierno y ciudadanos era una y la misma cosa. A esta forma de democracia se la llamó después democracia directa.

            La democracia clásica se basa en las siguientes ideas y valores:

a)     La areté o virtud: valores como los del autocontrol, respeto, compasión, piedad, generosidad, etc., eran considerados buenos daban prestigio. La democracia niega la naturaleza excepcional de la aristocracia o la nobleza, así como su superioridad moral: cualquier ateniense podía y debía aspira a tener las virtudes del noble, virtudes que servían para justifican y legitimar su poder y riqueza, también superiores. De aquí a la idea de igualdad solo hay un paso. En el  siglo XIX, Tocqueville, defenderá la necesidad de moralidad para el buen funcionamiento de los pueblos democráticos.

b)    La dike o justicia como lo contrario del abuso y la violencia. Se trata de justicia en el sentido de equilibrio: equilibrio entre las clases y equilibro en el interior de las clases: es hermosa la igualdad, el exceso y el defecto no me parecen bien”, dirá Protágoras. también Aristóteles defenderá este tipo de igualdad basada en el punto medio, que concibe a la vez como un efecto y uno de los factores que hace posible la democracia.

c)     El nomos o la ley, entendido como costumbre institucionalizada y obligatoria legalmente, y que sería un forma de garantizar la justicia. Es decir, ley debe estar para lograr la justicia. Pero ley no es sinónimo de justicia. Es más, la ley aun siendo la misma para todos, pueden producir injusticia, puede llegar un momento que provoque situaciones injustas.

Con el tiempo fueron extendiéndose ideas como que todo podía ser discutido y cuestionados. También fueron creándose discrepancias entre los propios sofistas sobre el verdadero poder del logos, sobre la relación de justicia y nomos y sobre el verdadero valor de las leyes existentes.

LA DEMOCRACIA  LIBERAL  Y REPRESENTATIVA:

            Constan basa la democracia liberal en las libertades individuales y en la defensa de la esfera privada: con el aumento de los ciudadanos y de la división del trabajo se introduce una mayor heterogeneidad social y cultural, lo que da lugar a intereses y formas de vidas diferenciadas, particulares, tan legítimas unos como otros. La esfera privada se amplía al tiempo que la pública se encoge. El gobierno debe proteger ese espacio de la libertad individual. En la democracia liberal la vida social se estructura en dos ámbitos diferentes: el público, que regula los asuntos concernientes al interés general, y el individual, el que cada cual decide sobre sus intereses particulares, ye en que se disfruta en privado de bienestar y el reposo que ofrece la ida en las sociedades modernas. Los derechos y las libertades individuales limitan el poder de la sociedad y del gobierno. Esta es una de las características de la democracia liberal: la de un gobierno o un poder limitado. Constant defiende limitar la autoridad y el ejercicio del poder.

             La característica más definitoria de la democracia liberal es la del “gobierno ejercido por medio de representantes libremente elegidos entre una pluralidad de candidatos”. Las elecciones son, por tanto, un elemento imprescindible en una democracia liberal. Hay modos de elección que facilitan la competitividad más que otros, considerándose, por ellos, más democráticos, Vallés y Bosch destacan los siguientes requisitos como una forma de garantiza una competición justa:

-          Sufragio universal
-          Convocatoria regular y periódica de elecciones
-          Libertad de asociación para presentar candidatos
-          Igualdad tendencial de oportunidades de los candidatos para el acceso a los medios de información y publicidad
-          Neutralidad del gobierno en la organización del proceso electoral
-          Garantías para una libre emisión del voto
-          Recuento público de los votos emitidos
-          Existencia de unas normas preestablecidas para la adjudicación de los puestos entre los candidatos
-          Existencia de una instancia independiente para dirimir los conflictos

Las elecciones son una forma de regular el acceso a poder político. Pero el proceso electoral no es solo una forma de acceder a dicho poder, se concibe también como una forma de “expresar una delegación de facultades políticas a favor de determinados ciudadanos”, que son los que acceden al poder político, quedando de esta forma legitimados para su ejercicio.

Otra característica de la democracia liberal y representativa es la responsabilidad de los que ejercen el poder, si bien la teoría de la representación política rechaza el “mando imperativo”. Como dice Giovanni Sartori.
Aunque en el ámbito de la política el representante ni tiene un principal concreto y perfectamente identificable, la representación electiva trae consigo:

a)     Receptividad , los parlamentarios escuchan a su electorado y ceden sus demandas
b)    Rendición de cuentas, los parlamentarios han de responder, aunque difusamente, de sus actos
c)     Posibilidad de destitución, si bien únicamente en momentos determinados, por ejemplo mediante un castigo electoral.

BIBLIOGRAFIAS:
·         MORLINO, Leonardo (1985). Cómo cambian los regímenes políticos. Madrid: centro de Estudios constitucionales
·     DEVERGER, Mourice (1988). Instituciones políticas y derecho constitucional (4º reimpresión de la 6º edición), (obra original publicada en 1955). Madrid: Ariel.
·         Vallés, Josep M. (2000). Ciencia política: una introducción. Barcelona. Ariel.
·         MARUGÁN, Paloma Román. 1995. “los sistemas de partidos: Un caleidoscopio de Intereses.” 20: 71-84.

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